En realidad, no sé si Effie Trinket me gustaría tanto si no hubiera visto primero la película, y eso que al principio no reconocí a Elizabeth Banks, que es una actriz que a mi me gusta mucho desde ¿Hacemos una porno? de Kevin Smith, aunque aquí es dificil reconocerla y no creo que lleve bragas de abuela. De hecho, casi seguro que la ropa interior de Effie combina perfectamente con las uñas y el resto del conjunto.

Una la ve, tan sonriente y cantarina, presentando los Juegos del Hambre como si fueran una juerga, y piensas que vas a odiar a ese personaje tan frío, que se pone tan contenta cuando Katniss se ofrece a morir en lugar de su hermana porque es la primera voluntaria en la historia de su distrito. Hasta que te das cuenta de que no es cruel, ni fría, ni mala, ni nada, es exactamente lo que parece, una muñequita sin nada en la cabeza. De hecho, a lo mejor me gusta también porque se parece a mis muñecas de pequeña. Effie no podría hacer daño a nadie aunque quisiera, pero ni siquiera quiere, está realmente convencida de que a todo el mundo le encantan los juegos, como la mayoría del Capitolio.

Vale que no es muy lista, es más, es tonta perdida, pero me da mucha ternura cuando intenta ayudar o se indigna por algo, es como cuando Barbie ayuda en Toy Story, solo que mejor vestida. Y ni siquiera tiene una de esas evoluciones en las que el personaje ve la luz y comprende lo realmente importante en la vida. Imagino que en algún momento espabila, pero yo no quiero ni saberlo. Effie tiene algo mejor, tiene actitud.

Y una maravillosa colección de pelucas.