El caso es que Kaërkai se ha pillado el Diablo III para la play y al ver que se podía jugar a dobles con la misma consola no se lo ha pensado dos veces y me ha cogido de compañera, así que llevamos toda la semana intentando salvar a Santuario del dominio del mal.
El juego viene a ser más de lo mismo, pero con un lavado de cara interesante y el beneficio de poder jugar a dobles con un sólo equipo. No jugué en PC porque me fastidiaba mucho tener que pagar por un juego que sólo sirve para desfogar un rato y disfrutar destruyendo enemigos a patadas. El caso es que en play no es necesario, así que he podido al fin hincarle bien el diente. Como ya he dicho es muy similar a las entregas anteriores. Hordas de enemigos, mapas aleatorios, subir de nivel y conseguir montones de objetos mágicos que quedan obsoletos en seguida. Aunque lo cierto es que estéticamente es mucho mejor que sus papis, ha sabido heredar lo mejor de ellos. Se echan de menos algunas clases, porque sólo repiten el bárbaro y el hechicero, pero las nuevas tienen muy buena pinta (aunque no las he probado). Me gusta mucho que ahora puedes elegir el sexo de tu personaje, por lo que no estás obligado a llevar a la asesina o la amazona (que en este juego son sólo una y es la cazadora de demonios) y puedes elegir el que más te guste.
De izquierda a derecha: Sathra, Klaus y un tío haciendo cosplay |
Lo dicho, entre el comienzo de las clases y el juego no es que esté mucho por casa y no es que duerma gran cosa, pero está siendo un comienzo de curso de lo más interesante. Si lo empiezo destruyendo hordas demoníacas, esto sólo puede mejorar. ^_^
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